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Catalina Cruz recientemente se mudó a las nuevas oficinas en Corona, Queens.
Desde que fue elegida en noviembre para representar el distrito 39ª de Nueva York—que consiste en Jackson Heights, Corona, y Elmhurst in Queens—en la asamblea estatal, la señorita Cruz, 36, está enfocada en su trabajo. Ella y su personal han patrocinado casi 400 propuesta legislativas en sus primeros seis meses.
Pero el camino en el que recorrió fue duro. En 1992, a la edad de 9 años, ella y su madre soltera dejaron Colombia para encontrar una vida mejor en Queens. Ellas han superado mucha adversidad: barreras de idiomas, abuso de sueldo, y no tener documentos oficiales.
Señorita Cruz fue una persona indocumentada por diez años. Ahora, tuvo la oportunidad de asistir al John Jay College of Criminal Justice y después a la City University of New York School of Law. En el momento en que ella recibió su título de la escuela de derecho, Señorita Cruz cumplió con los requisitos para hacerse ciudadana americana. Pero ella no divulgaba su vida pasada. Cuando el presidente Trump fue electo en 2016, la señorita Cruz comenzó a compartir su historia de una persona indocumentada. Ella dijo que estaba “aterrorizada” por otras personas que no tiene un estatus legal.
“Yo perdí el miedo de quien soy yo,” dijo ella. “Por mucho tiempo, yo nunca le dije a nadie sobre mi estatus legal. Nunca le di a saber que yo tenía un plan de emergencia cuando yo tenía 12 o 13 años porque yo no sabía si mi mamá si iba a regresar a la casa y que iba hacer con mis hermanas en el caso que fuera recogida por emigración.” Durante todo este tiempo, ella nunca dejó de considerarse una Dreamer.
La señorita Cruz es la primera inmigrante que fue indocumentada que se nomina Dreamer electa en el estado de Nueva York. Desde el día después de su elección, ella y su personal han sido implacables, presentando y apoyando legislación en anticoncepción, discriminación, y seguridad de armas, entre otras cosas.
Para estar en contacto con su comunidad, la señorita Cruz organiza pláticas cafeteras, usa las redes sociales y asiste a eventos culturales. “Yo quiero escuchar a la gente y sus problemas,” dijo ella. Ella hace una distinción entre quien es un “constituyente.” Ella considera que no son nomás la gente que votaron por ella, pero también todos los otros que viven en su distrito. Ella dice que hace esa distinción porque la mayoría de la gente en su distrito no pueden votar debido a su estatus de inmigración. Su trabajo como abogada tiene raíces muy profundas en la comunidad inmigrante en su distrito.
Ella dijo que no se considera una política. “Muchas veces los políticos hablan mucho y no escuchan,” dijo ella. “A mi me gusta llamarme una servidora pública.”
La señorita Cruz se dedica a mejorar las vidas de los emigrantes, ahora está abogando por el Driver’s License Access and Privacy Act, que le daría licencias para conducir a la gente emigrante. De acuerdo con la señorita Cruz este es un problema muy importante para los residentes del norte del estado, porque los residentes del sur, principalmente los residentes de la ciudad de Nueva York tienen acceso al transporte público. Ella dijo que los trabajadores indocumentados en el norte de Nueva York y Long Island tienen más problemas conduciendo sus autos a sus trabajos por temor a que la policía los vaya detener.
Doce estados y el Distrito Federal de Columbia ya han pasado legislación dándole licencias de conducir a gente indocumentada. Cuando le preguntan porque Nueva York no ha pasado leyes para otorgar licencias de conducir, ella contesta que los políticos no tienen el “valor político.” Ella añadió que en el futuro, lo niños de los padres indocumentados, “que van a votar en la siguiente elección, ellos no van a votar por ustedes.” Ella añadió, Esta gente siempre se van a acordar quien apoyó a su mamá y papá y quien no los apoyó.”
Tomando en cuenta todo el trabajo que espera cumplir—introduciendo propuesta legislación para proteger abusos de sueldo y despojar a los cabilderos que tienen historial de acoso sexual—la señorita Cruz dijo que ella no quiere tener la etiqueta de nomás ser defensora de los derechos emigrantes. Esto “disminuye todo el trabajo que he hecho y lo que le puedo brindar a nuestra comunidad,” dijo ella.
En este momento, su oficina no está terminada. La señorita Cruz enseña los diferentes espacios en su oficina que muy pronto van a ser las oficinas de ella y su personal. Ella también está diseñando un espacio para que los niños puedan jugar. Su oficina está en el primer piso en el mero corazón de Corona.
“Cuando estás en el sexto piso del edificio, nadie sabe que estás allí,” dijo la señorita Cruz. “Aquí puedes hacer enlaces con la comunidad todo el día, cada día y todavía no va a ser suficiente, si la gente no te ve en persona”.