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Alrededor de las 7:30 de la mañana en un martes, Yordy Michikoj, gentilmente despierta a Fernando, su hermano de 6 años, para prepararlo para la escuela.
“Andale Fernando,” le dijo en español. “Nomas faltan tres días en la semana y ya terminamos.”
De una manera, Yordy, 16, es como cualquiera adolescente: El le gusta reunirse con sus amigos y siempre está bien enfocado en su teléfono. Pero la vida lo ha empujado en el estado de adulto.
Los hermanos se inmigraron a los estados unidos desde Guatemala el año pasado con su mama en camionetas de cargo y autobuses. Los oficiales fronterizos separaron a la familia en la frontera de Arizona y México, los dos muchachos los volaron a la ciudad de Nueva York y fueron asignado a una familia de crianza.
El bienestar de Fernando se hizo la responsabilidad de Yordy. Por los tres meses que su mamá estuvo en un centro de detención, 2,500 millas y Yordy se encargó de cuidar a Fernando cuando se enfermo y le levantó el espíritu cuando extrañaba su casa. Hasta ahora, después de la reunión familiar, él sigue ayudando a criar a Fernando.
“Me siento como que ya se como es tener a niño,” dijo Yordy, “o a lo menos conozco lo pesado que es tener la responsabilidad con tener un niño.”
Yordy y su familia son unas de los miles de familias migrantes de Centroamericanas que se encuentran esperando que las autoridades de inmigración federales hagan una decisión sobre su solicitud de asilo.
La separación contribuyo al trauma de Yordy que todavía está superando: Su papá lo mataron cuando él tenía 6 años, y cuando él tenía 11, el vio alguien tratando de matar a su mamá.
“El es un niño muy sufrido,” dijo su mamá, Rosayra Cruz. “Su comportamiento ha cambiado mucho por este proceso.
En abril, la administración de Trump presentó un esquema de unas regulaciones severas dirigida al proceso de asilo que complica el proceso. Estos cambios incluyen cobrar por el formulario de solicitud, restringir los permisos de trabajo e implementar una fecha tope de 180 días a todos estos casos.
Estas líneas duras de la política de inmigración de la administración de Trump son fijas con el propósito de disminuir la ola de inmigrantes que están llegando a la frontera del sur del oeste. “Ellos vienen como que es día de campo,” dijo el Sr. Trump el mes pasado.
Para Yordy y su familia, esta pena creado por la separación ha transformado la relación entre ellos mismos.
“Este año pasado nos ha transformado en una familia más unida, especialmente entre yo y mi mama,” dijo Yordy. En el pasado, él añadió, “Yo tenía muchos argumentos con ella porque yo estaba enojado, pero yo he cambiado demasiado y estoy muy orgulloso de ese logro.”
Yordy, en el año pasado, atribuye su desarrollo personal a sus sesiones de terapia. La señora Cruz dijo que ha sido muy productivo que el tuvo alguien con quien hablar de sus acontecimientos. Los trabajadores sociales ayudan a los migrantes no nomas en como negociar la burocracia complicada asociada con el proceso de asilo, pero también confusión emocional que afecta mucho de ellos después de su viaje.
Desde su primer año de su secundaria en Manhattan, Yordy le gusta reunirse con sus amigos, que son inmigrantes de lugares como Bangladesh, Ecuador, y El Salvador. Yordy se recibió el premio de liderazgo en su secundaria.
“El siempre cuida a los demás,” dijo Melissa Glick, la profesora de historia de Yordy, y enfatizó “el es también nuestro D.J. en nuestra clase, y también trae comida para los demás.”
La familia de Yordy’s fueron reunidos en Nueva York en el mes de julio después que su mamá pagó la fianza con la ayuda de Immigrant Families Together, un grupo organizado para contestar la política de separar las familias. La fundadora, Julie Schwietert Collazo y su esposo, Francisco, son los parientes adoptivos de la familia Yordy. Ellos les ayudaron mudarse en un apartamento en el Upper East Side, en cuál la dueña del apartamento apoya el programa.
El señor Collazo es el mentor de Yordy, ofreciéndole consejos y amistad.
“A pesar de que no somos hijo y padre, nosotros tenemos una conexión,” dijo el Sr. Collazo. “El es un joven con mucha curiosidad,” él añadió. “Yo siempre estoy al tanto que el modela lo que aprendido de me.”
Yordy sabe que hay alguien que está observando su comportamiento, también: Su hermano chico, Fernando. Yordy vigila a Fernando que no vaya a jugar con juegos videos violentos o que se mal comporté en público y siempre toma la mano siempre que salen a caminar en la calle. Yordy frecuentemente toma pasos extra cuando le ayuda a Fernando ponerse sus calcetines en las mañanas.
En una reciente noche, después de una barbacoa en el apartamento de los Collazos en Queens. Fernando se durmió en el asiento de atrás del carro de Sr. Collazo. Cuando pararon en Manhattan, Yordy lo cargó en su espalda. Fernando agarro fuerte el cuello de su hermano.
“Yordy, nos podemos ir a la casa?” preguntó medio dormido. “Quiero ir a la casa.”
Yordy besó su frente y le dijo que ya mero llegaban.