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Entre un grupo pequeño en una casa en Flatbush, Brooklyn, dos mujeres, Yemeni-Americanas, murmuran entre sí mismas. Ellas están sentadas en un sofá gris, donde la bombilla ilumina las orillas del mueble.
Pero este encuentro privado es para conocer el futuro candidato Scott M. Stringer y la gente están esperando para escucharlo. Afuera, hay niños jugando mientras un miembro de la seguridad está enfrente de la puerta, listo para interceptar a personas que quieren a ruinar el encuentro.
Al mismo tiempo que el Sr. Stringer, el contralor de la ciudad de Nueva York, hablaba, Rabyaah Althaibani, 41, and Somia Elrowmeim, 33, escuchaban atentamente. El es uno de los candidatos que están evaluando con la meta de ofrecerle sus servicios de asesoría política en su campaña para alcalde. Al minuto que el termina con su charla, la gente levanta la mano para hacerle preguntas.
Althaibani y Elrowmeim fundaron una firma de asesoría política, La Voz de las Mujeres Árabes, en abril para animar el diálogo entre los funcionarios de la ciudad y la comunidad árabe, particularmente los intereses femeninos.
Ellas dicen que es justo que estos políticos aspirantes paguen por los servicios de asesoría política a la gente de comunidades minoritarias que trabajan en las campañas de candidatos.
“Estas campañas emplean gente que no conoce, no atrae ni siquiera un voto árabe, no hablan el idioma, y no tienen el apoyo de la gente que nosotros tenemos,” dijo, Althaibani. “¿Todos estos son gente de color, haciendo este trabajo gratis para las campañas que buscan y emplean hombres blancos que no viven en la comunidad—para hacer qué?”
A la puesta del sol, Elrowmeim conduce a su favorito restaurante, Rocca Café and Lounge, para observar iftar, la cena para terminar con su ayunas. Las dos mujeres discuten intensamente en árabe e inglés si van a trabajar en la campaña del Sr. Stringer. Althaibani sugiere que visiten otro candidato que tiene aspiraciones para ser alcalde, Corey Johnson, conciliador de la ciudad.
“Nuestra visión es muy clara,” dice Althaibani. “Nosotros solo trabajamos con políticos que están comprometidos a nuestra gente.”
Después que el Presidente Trump anunció su prohibición viajera de los países Musulmanes que incluye Yemen, estas mujeres Yemeni-Americanas decidieron que tenía que animar a los grupos marginados para que participen en las políticas que afectan su comunidad.
“Después que Trump fue electo, todo cambio en nuestra comunidad,” dijo Elrowmeim. “La gente, ellos despiertan, y comienza a pensar qué podemos hacer, nosotros tenemos que proteger nuestros derechos. Este es nuestro país, ahora.”
Althaibani migró de Taiz, Yemen, cuando ella tenia como 5 años. Cuando era estudiante de secundaria comenzó a organizar dentro su comunidad de Yemeni-Americana. Después de los eventos de 11 de septiembre, ella comenzó a trabajar directamente con la juventud árabe a través del centro Arab-American Family Support Center.
Elrowmeim migró de Sanaa, Yemen, cuando se graduó de la Universidad de Sanaa con títulos en física y matemáticas hace 12 años.
Desde entonces, ella trabajó como gerente de un programa de educación para empoderar a mujeres adultas con la Arab American Association of New York que ha ingresados más de 130 estudiantes en los últimos nueve años. Ella dijo que a desarrollando una confianza con su comunidad, particularmente con las mujeres árabe y árabe-americanas que es la concurrencia más grande.
“Yo cultivé esta confianza con las mujeres, y ellas saben, que, si hay algo que esta pasando, vienen a donde mi,” Elrowmeim dijo. Ella es la fundadora de la Union of Arab Women, un grupo que ayuda a reciente emigrantes árabes.
A través de La Voz de Mujeres Árabe, Elrowmeim y Althaibanio tienen esperanzas de proporcionar una plataforma para que los candidatos aspirantes puedan compartir sus ideas con la comunidad árabe-americana.
“Yo nunca voy a vender mi posición por dinero. Yo nunca voy a abandonar los intereses de la comunidad,” concluyó Althaibani.
Elrowmeim está también en proceso de crear Women Empowerment Coalition of N.Y.C., para resolver los problemas relacionados al género en comunidades minoritarias. Ella aspira a postularse para representar a su comunidad en el gobierno.
“Yo tengo que sacrificarme, para mis hijas,” Elrowmeim dijo. “Esto es su futuro. Yo no quiero que viva en la misma sociedad que no le de a la mujer la autoridad completa.”
Una versión anterior del artículo incorrectamente afirmaba que la Unión de Mujeres Árabes era una organización. Es un grupo, no una organización.